Nos cuestionamos el origen del Planeta Tierra. Nos cuestionamos el origen del hombre. Nos cuestionamos qué fue antes, si el huevo o la gallina. Pero, ¿y el origen del suelo? ¿de las fuerzas que lo componen? ¿su potencial?
El suelo es todo un mundo, un mundo vivo, compuesto de microorganismos, meso y macroorganismos. Compuesto por minerales. Un ser vivo que, como el ser humano, necesito de los intercambios para sobrevivir.
Recuerdo cuando era pequeña y observaba una lombriz. Un ser que parecía llegado de otro planeta. Contrayéndose y expandiéndose. Sinceramente, no era mucho de mi agrado. Pero cuando te explican el porqué de su existencia, lo ves con otros ojos, lo entiendes, lo defiendes, lo respetas. La lombriz es un ser vivo virtuoso, clave para que un suelo esté vivo. Gracias a la mezcla que produce en su intestino da estabilidad y estructura a nuestro suelo.
La lombriz no es única en la búsqueda por lo vivo, la acompañan bacterias, micorrizas, arena, limo, arcilla… y todo ser vivo que aporta vivicación al suelo.
Un objetivo: encontrar las condiciones para que el suelo se articule sólo.
Todo esto fue bonito…… pero no contaba con la producción con fines lucrativos, y se perdió. Producir en masa. Que todo crezca rápido, sacrificando el ciclo de la vida y anteponiendo la velocidad, aún y perjudicando la salud. Todo vale!
No tengo ninguna duda en que ‘somos lo que comemos’ y a estas alturas no hay que demostrar demasiado que es un hecho.
Y de repente, en algún momento de la historia, lo que empezó siendo un grupo reducido se convierte en un principio para los que creemos en que se puede recuperar lo ¿perdido?
Recuperar lo perdido es posible. Lleva tiempo, mucho tiempo. Trabajo, quizás más que tiempo. Conocimiento, pero también creencia. Mi vecino, reirá, cuestionará, no creerá. Mirará, observará, se cuestionará. Nos tildará de brujos, locos. Pero nuestra tierra se reorganizará y se recuperará. Volverá a la vida. Habremos ayudado a uno de los componentes más importantes de nuestra vida a recuperarse. Nosotros nos iremos, pero el suelo volverá a dar vida, gracias a nosotros.
¿Somos capaces de trabajar en comunión? Sí, lo somos. Sólo hay que observar qué está pasando, que estamos haciendo mal y porqué lo hacemos mal. Esa rutina impuesta. Esa perdida de nuestro tiempo privado. Esos momentos de disfrutar de lo que nos rodea de manera natural.
Cada mañana intento acercarme a la playa para oír al mar, para darle los buenos días al sol, para compartir mi primer contacto con la tierra, mediante unos pasos por la arena. Para respirar, pensar, sentir, vivir. Para dar gracias.
Empiezo a formar parte del momento en que la tierra echa raíces. Observo. Entiendo. Sufro. Río. Vivo….
Empiezo a entender cómo funciona la vida en el suelo. Me empiezo a entender a mí. Porqué estoy aquí y cual es mi papel.
Biodinámica Tierra Viva.